viernes, 12 de agosto de 2011

la espera...


Sofia esperaba con entusiasmo su regalo de cumpleaños como todos los años, pero no era cualquier regalo no era una de las muñecas que le regalaba su padre con grandes ojos azules brillantes, largas pestañas,labios de frambuesa, con hermosos vestidos de bolados de terciopelo y grandes bucles dorados como las que acostumbraba darle cada año desde que cumplio cuatro; si no una caja oscura que contenia su sueño desde que paso por aquel anaquel un año atras.

una caja negra que ni siquiera era hermosa, forrada en cuero sintetico de color negro que contenia el objeto de deseo de una niña de 8 años que se deslumbro frente a lo que contenia, un hermoso objeto que brillaba por la luz reflejada en la laca rojo oscuro y por la cerdas que componian el arco con el que arrancaba hermosas notas del objeto; un año atras no pudo evitar arrastrar a su madre dentro de la tienda dueña de aquel aparador en donde vio la caja para que le mostraran su contenido, para poderlo ver mas de cerca y cuando aquel hombre de rostro generoso en el que ya los años habian dejado marcas le permitio ver el objeto y no solo cumplio su deseo si no que con delicadeza lo deslizo bajo su cuello y con maestria como el rose de una hoja cuando cae en un charco despues de llover y crea ondas, produjo el sonido de una cancion que desde entonces acompañaba los recuerdos de sofia y se convirtio en su arruyo antes de dormir.

ese dia la pequeña de 8 años no anhelaba una fiesta ni un ponque, anhelaba aquella caja negra con su nombre marcado en ella, para sacar con cuidado aquel objeto de hermosas curvas y convertir aquellas figurillas que veia plasmadas en las lineas del pentagrama en las hojas de un metodo de aprendizaje que su madre le regalo un año atras en esa hermosa cancion que adornaba sus noches y asi poder no solo sentirla ella si no mostrarle algun dia al mundo esa melodia y lo que a su corta edad le trasmitia.

mientras el tiempo pasaba aquella tarde lluviosa de agosto, sofia miraba por la ventana esperando el auto de papa y verlo salir corriendo presuroso hacia casa, huyendo de la lluvia y trayendo consigo su caja negra, la que se convertiria en su compañera de por vida, aquella que contenia su medio de expresion por medio del cual le hablaria al mundo de sus alegrias y tristezas, de sus esperanzas y todo aquello que la vida le traeria con los años...

Nana Maharet.